jueves, 25 de febrero de 2010

3.2. UU.LL. Cheste – Valencia (4ª parte)


En la planta baja, nada mas entrar, a la derecha estaba el despacho del Director del colegio, una pequeña sala de reuniones, el despacho de los educadores y una oficina con los equipos de megafonía.

Tras caminar por un pasillo, llegabas a la puerta de acceso a los dormitorios, que también quedaba a la derecha y justo de frente la puerta de entrada a un enorme salón de televisión. Atravesando el salón de televisión encontrabas otra puerta que daba al rectangular jardín interior que se dejaba entrever por las cristaleras que había al fondo de la sala de televisión. Al otro lado del jardín se podían ver las cristaleras y puertas de entrada a la biblioteca y varias salas de juegos de mesa: damas, ajedrez, parchis, oca, memory...

Cuando llegamos ya se encontraban mas alumnos en la sala de televisión, haciendo corrillos con sus maletas al lado, dejaban de hablar al abrirse la puerta y entrar nosotros; los que acabábamos de llegar de Madrid. Cuando estuvimos todos, entro el Director con los educadores y poniéndose delante de todos los que allí estábamos mando callar.

- ¡Silencio por favor!

Se presento y presento a los tres educadores que le acompañaban, para acto seguido darnos la bienvenida y ponerse a nuestra disposición para cualquier cosa que pudiéramos necesitar.

Paso a explicarnos de forma rápida la composición del colegio, las residencias, las aulas...

- ...Este primer año, solo se ocuparan dos de las cuatro residencias que tiene la universidad. Cada residencia consta de seis colegios y cada colegio tiene capacidad para doscientos alumnos. En la primera residencia los colegios tienen nombre de animales del mar: este colegio como sabéis es el Tiburón, mañana podréis ver que en esta residencia, esta el colegio atún, el anguila, el barbo, el camarón y el salmón. En la segunda residencia los colegios tienen nombre de aves: el águila, el cormorán, el búho, el buitre, la gaviota...- Nos miraba a unos y a otros a la cara y debió darse cuenta que eran demasiados nombres y demasiadas experiencias las que llevábamos encima ese día y acorto el discurso- ...Bueno vais a tener tiempo de sobra para conocer bien cada rincón de este magnifico centro y a todos y cada uno de vuestros compañeros. Ahora subiremos a los dormitorios para que podáis dejar vuestras maletas, colocar la ropa y luego bajaremos a cenar a los comedores.

El director abrió la comitiva con uno de los educadores y detrás, escaleras arriba, les seguíamos todos entre chascarrillos y risas nerviosas por lo bajini.

Cuando llegamos al tercer piso topamos con la entrada a las habitaciones, entrada que abrieron con llave a la vez que nos decía:

- Ahora se encontraran con dos pasillos en los que están las habitaciones. Cada habitación dispone de ocho camas, pueden agruparse como quieran; lo único que les pedimos es que las vayan completando en la medida de lo posible ya que todavía faltan compañeros por llegar.

En ese momento nos buscamos con la mirada los antiguos compañeros del Juan XXIII. Era nuestra ventaja, en el corto espacio de tiempo que llevábamos allí, pudimos detectar que éramos de los pocos que nos conocíamos de algo mas que del viaje de casa a Cheste.

Al entrar, a mano izquierda, estaban las puertas de dos cuartos de educadores y la de los baños y duchas; un hall donde nos agrupamos para después recorrer los dos pasillos en busca de una habitación.

Nos fuimos hacia el fondo del primer pasillo y entramos, Enrique, Jesús y yo en la penúltima habitación.

- ¿Qué cama cogemos? – pregunto Enrique.

- Yo esa del fondo. La de arriba.

Nunca había dormido en una litera. Tenia curiosidad por dormir arriba. Al fondo de cada habitación teníamos una ventana y a cada lado de la ventana las literas, las cuatro camas del fondo. Entre estas del fondo y las literas del principio de la habitación, disponíamos de cuatro literas a cada lado. Empotrada en la pared, en el lateral derecho o en el lateral izquierdo, dependiendo de si estaba a un lado o al otro de la habitación, cada litera tenia una lámpara para poder leer por la noche.

- ¿Hay camas libres...?

- Si. Quedan cuatro...

Esta pregunta y respuesta, mientras colocábamos la ropa en las taquillas, se repitió a cada vez que entro algún chico y hasta completar los ocho ocupantes de la habitación.

Cuando pasábamos cerca unos de otros, se producían las consiguientes y lógicas primeras conversaciones entre los que acaban de conocerse:

- ¿Cómo te llamas?

- ¿De donde eres?

Pude comprobar que veníamos de todos los rincones de España.

También el rato que estuvimos en la habitación, deshaciendo las maletas y haciendo cada uno su cama, afloraron los sentimientos de los que por primera vez estaban lejos de su casa y de los suyos. Las primeras lagrimas en el mas absoluto silencio.

Me imagino que para todos, aquel primer día fue para todos un cúmulo importante de nuevas sensaciones, sentimientos y sobre todo la mezcla de todo esto, con el cansancio de los largos viajes y el desconcierto de un entorno tan gigantesco como desconocido.

Las palabras de animo, las bromas y sonrisas del director y los educadores, allí donde mas resentía la entereza, era el bálsamo que curaba la melancolía y tristeza que sin excepción alguna se sentía al sentarse a cenar en una mesa de ocho, con los que acababas de formar tu nueva familia, tu habitación.

Aquella noche, después de la cena, subimos por los pasadizos cubiertos hasta las residencias y cada uno en su colegio, en su habitación ya arropado en su cama, después de que apagasen las luces se acordó de los suyos y de su casa sin poder evitar en el mejor de los casos que se humedecieran los ojos y en el peor, en el peor hubo quien comenzó su llanto desesperado hasta conseguir días después que lo pusieran de vuelta a su casa. Alguno no pudo superar el estar lejos de sus padres y hermanos, de su familia de siempre.

En mi caso, trate de cerrar los oídos para no escuchar los llantos y suspiros de los mas afectados. Alguno de mi habitación y otros llegaban desde las habitaciones mas próximas. En el tratar de aislarme de todo, me quede solo conmigo y acudieron a mi cabeza las imágenes de los peores momentos que hice pasar a mi hermana Elena y a Jesús. Con el nudo en la garganta, me di la vuelta y rendido, acabé quedándome dormido.

A la mañana siguiente, nos despertaron no tanto las luces que al abrir los ojos veías que estaban encendidas, como la música que sonaba por la megafonía.

No me había incorporado en la cama, cuando la música bajo de volumen y empezamos a oír a uno de los educadores.

- ¡Buenos días a todos! Ahora, lo primero es ir a los lavabos que estén mas cerca de sus habitaciones y se aseen. Una vez que se hayan aseado, volverán a sus habitaciones a hacer las camas y vestirse. En cuanto estén listos irán todos hacia el hall de entrada y desde allí iremos todos juntos hacia los comedores a tomar el desayuno.

La música volvió a su volumen anterior y cada uno, en pijama, empezó la tarea.

Desayunamos y en aquellos primeros días no paramos de asimilar datos: primera residencia, colegio “Tiburón”, numero de aula, comedor, mesa... y recorrer todas las dependencias: aulas, talleres, iglesia, enfermería...

Vinieron de Valencia, en esos primeros días, de la Caja de Ahorros y nos abrieron a cada uno una cartilla donde ingresar el dinero que traíamos de casa, en mi caso cinco duros... y por si en el tiempo de estancia en la laboral, recibíamos algún giro.

Todo estaba muy organizado, hasta el detalle mas insospechado había sido tenido en cuenta. Nos repartieron jersey, pantalón, zapatos, chándal y hasta una bolsa para una vez a la semana poder meter la ropa que enviaríamos a lavandería.

El primer domingo por la tarde bajamos hacia la entrada por donde unos días antes habíamos entrado en el recinto. Nos enseñaron la cafetería, donde los que tenían dinero podían comprar caramelos, galletas Río...las del agujero en el centro. Junto a la cafetería estaban las oficinas de administración y el rectorado.

Un poco mas abajo, por primera vez, entramos al paraninfo para ver una película. Seria una rutina dominical, por la mañana a misa y por la tarde al cine. Si espectacular era el paraninfo por fuera, lo era mas por dentro y si algún interior destacaba por su modernidad y originalidad, ese era el de la iglesia. Iglesia totalmente redonda, como dos de los comedores y en hormigón como todo en la laboral de Cheste.


(Continuara...)

4 comentarios:

  1. joder en vez de un colegio parecia la National Geographic,en fin, que experiencia y que movida...

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  2. A partir de aqui, ya nunca más te volviste a atar a la cama, esto era muy diferente a lo de las sores. ¡Claro! que se hecha de menos a los tuyos, y encima tú que de vez en cuando te torturabas, pensando como te habias portado con tu hermana y tu hermano el pequeño, ya te lo dijo Elena, demasiado bien hemos salido todos, dadas las circunstancias.

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  3. Sigo encantada como describe el viaje la estancia de la Universidad, es como si estuviera yo entrando en ella.
    Es curioso como los de la caja llegaron como buitres a coger pelas y se encontraron que la mayoria de los muchachos llegaron con los bolsillos vacios, no fue el caso del MARTIN que llego con una fortuna.
    Sigue con tus mamorias y comentes las de los hermanos como el Julian Conteras junior que ahora lo va a hacer con su hermano Francisco..MUCHO ANIMO Y QUE NO DECAIGA

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  4. SIGUE ASI QUE LA EDITORIAL QUIERE MAS Y MAS Y MUCHO MAS,VEAMOS O MEJOR DICHO LEAMOS QUE TAL FUE EL DIA A DIA ALLI METIDO
    SALUDOS Y A LA ESPERA DEL SIGUIENTE
    PD.LOS BANCOS Y LAS CAJAS COMO SIEMPRE ¡¡¡CABRONESSSSSSSSSS!!!!!!!!

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