jueves, 5 de noviembre de 2009

3.1. Juan XXIII

Este colegio estuvo auspiciado por el Montepío de la Construcción.

A través del mismo, los hijos de todos los trabajadores del sector, tenían la posibilidad de recibir estudios entre otros en este colegio. El colegio se encontraba en la calle Campanar 12, detrás de la calle Doctor Gómez Ulla (Manuel Becerra).

Debido a las particularidades del colegio, en el mismo había alumnos de todos los barrios de Madrid, incluso de pueblos de los alrededores (Alcalá de Henares). En mi época, la enseñanza era hasta 1º de Bachillerato. Te presentaban a los exámenes de 1º de bachillerato, por libre, en el instituto Cardenal Cisneros y los que aprobaban eran presentados a un examen en la Universidad de Alcalá de Henares. De estos que se examinaban, los alumnos que obtenían mejor nota conseguían una beca para continuar sus estudios en la recién inaugurada Universidad Laboral de Cheste, en Valencia.

El colegio disponía de comedor en los sótanos del mismo, y los recreos se llevaban a cabo en la azotea del edificio. Comenzando la primavera, los alumnos podían disfrutar del recreo después de la comida en el parque Eva Duarte, que se encontraba a escasos metros cruzando la calle Doctor Gómez Ulla. Inolvidables son los partidos de fútbol que se jugaban en la explanada del mismo, que actualmente se encuentra ocupada por canchas de fútbol sala y tenis.
Una vez finalizada la jornada escolar, por la tarde-noche, se llevaban a cabo en su recinto reuniones de grupos de izquierda y sindicatos. No sé si esas reuniones tenían carácter legal o no, pero lo que sí sé, me entere tiempo después de haber salido del colegio, es que una vez se colocó un artefacto explosivo en la puerta principal de edificio, que rompió todos los cristales y ventanas de la calle, pero la puerta principal sólo sufrió la rotura de los cristales. Ese día, seguro que para alegría de los chavales, no hubo clase.

En el verano de 1978, el colegio cesó su actividad, al desaparecer el Montepío de la Construcción. Durante varios años, el edificio permaneció en estado de abandono. Actualmente, el edificio sigue en pie convertido en edificio de viviendas y oficinas.

Siempre que puedo y voy por Madrid, es uno de los sitios por donde me gusta dar un paseo y transportarme a una de las etapas que marcaron mi vida de forma muy positiva. La última vez que estuve fue en febrero de este año, cuarenta y tres años después de mi entrada.

Entre con nueve años y salí con once cumplidos. El Director era Don Esteban Sánchez Barcia y de su equipo recuerdo con especial cariño a Don Antonio el profesor de matemáticas que ya por aquella época le dio por estudiar árabe, Don Ángel que nos daba historia y geografía y Doña Ana, gallega de Porriño, que nos daba lengua y literatura y que acabo casándose con Don Esteban.

Sin duda que el colegio Juan XXIII fue una suerte, para mi y para todos los que estuvimos en el. A diferencia del resto de colegios donde un único maestro daba clases de todo, nosotros teníamos un maestro para cada asignatura. ¡Pioneros!. Adelantados a su tiempo.

La disciplina era férrea, me atrevería a decir que más que en cualquier otro colegio, la diferencia es que en el Juan XXIII la conseguían, en un noventa y nueve por ciento, sin tener que emplear la violencia física.

Nuestra suerte fue que nos enseñaban y nos educaban. Creo que eran pioneros en las formas y en los métodos.

D. Esteban Sánchez Barcia especialmente, sabía como motivarnos.

- ¡Papel y lápiz! – dijo con esa voz suya enérgica y segura – Van a escribir todos los verbos que sepan de las distintas declinaciones. Yo diré la declinación y empezaran a escribir. Cuando yo diga basta, quiero que dejen de escribir y el lápiz sobre la mesa. Los tres que más verbos escriban se vendrán esta tarde conmigo al Cine Jorge Juan.

El silencio, como siempre, era sepulcral. La emoción estaba servida… y las ganas de ganar flotaban en cada pupitre. ¿Hay algo que le guste más a un muchacho de 9 o diez años que jugar, competir con sus compañeros y poder ir al cine…?

- Empezamos… ¡Er!

Todo el mundo escribía a la máxima velocidad posible y una vez recorridas las tres declinaciones, verbos auxiliares y verbos irregulares:

- ¡Alto! Basta ya. – dijo D. Esteban – El lápiz sobre la mesa y entreguen cada uno lo que han escrito.

Nos íbamos levantando hasta su mesa y depositábamos el folio uno sobre otro en una esquina. Al depositarlo tratábamos de echar un vistazo rápido al que acababa de dejar el compañero que nos antecedía, para ver si había escrito más o menos que nosotros.

Con el corazón a mil estuvimos estudiando, mientras D. Esteban leía los verbos que habíamos escrito. Larga espera. Impaciencia por conocer los resultados.

Cuando termino de leer todos, se levanto y paseando por entre los pupitres, sonriente nos dijo:

- Esta tarde vendrá toda la clase al cine. Todos han escrito un número importante de verbos y eso merece un premio.

Ahora, pienso que él debía de tener entradas para toda la clase desde un principio y que lo que no le parecía bien era “invitarnos” al cine a cambio de nada. Practicaba a rajatabla lo de dar premios a cambio de esfuerzo.

Recuerdo con especial cariño una excursión de todo un domingo en Toledo, que gane junto a dos compañeros mas por un trabajo que nos mando hacer. Pagado de su bolsillo, en su coche y no se si entonces la señorita Ana María ya era su esposa o todavía era su novia, nos llevo a todos de visita a la capital del Tajo. Un día completo.

También recuerdo, con especial amargura y dolor de muñeca y mano, un día que me cogió despistado en clase de historia:

- ¡Martin! ¿Qué acabo de decir de Mahoma?
- ¿Eh? ¿…de Mahoma…? –le respondí tratando de ganar tiempo.
- Si, si, dígame lo que sabe de Mahoma.

Me dio un tiempo y al ver que me mantenía en silencio, rápidamente me dio su receta para mi falta de atención:

- Para la próxima clase, quiero que me traiga copiado mil veces la vida de Mahoma.

Aquel día, él siguió la clase sin pestañear y yo hoy, mas de cuarenta años después, cada vez que oigo la palabra Mahoma de forma instantánea y simultanea, como un resorte, en mi cabeza aparece D. Esteban y el primer párrafo de aquella biografía del libro de texto: “Mahoma nace en la tribu coreichita… se caso con Kadidja a cuyo servicio trabajaba…”

Si hay algo que yo creo que define claramente el estilo del colegio Juan XIII y la forma de enseñar de D. Esteban Sánchez Barcia a los hijos de los obreros de la construcción, es lo sucedido quince días antes del diecinueve de marzo, día del Padre y creo que por aquel entonces en España era también el día del obrero… o lo que seria hoy el primero de mayo día del trabajo.

En medio de una de sus clases, sentado desde la mesa sobre la tarima y después de habernos concienciado de la clase a la que pertenecíamos, del esfuerzo de la clase obrera por salir adelante con el único trabajo de sus manos, del calor que pasaban en verano y el riguroso frio del invierno en las obras; nos propuso una original forma de celebrar el dia del Padre.

- Algún día valoraran lo que hoy sus padres les están dando, sin pedir nada a cambio. Creo que seria de justicia que ahora que se acerca el dia del padre, ustedes, sus hijos tuvieran el detalle de ofrecerles algún regalo.

Todos escuchábamos atentos y sin pestañear. El bajo y paseando entre todos nosotros, prosiguió con voz ceremoniosa.

- Ya se que no disponen de dinero para comprar nada a sus padres, lo que también se es que sus padres no esperan nada material de sus hijos. Lo único que esperan es que ustedes aprovechen el tiempo y estudien, que para eso les mandan aquí, para que estudien y el día de mañana tengan una vida mejor que la que ellos tienen hoy. Para que sean hombres de palabra y para que adquieran conocimientos.

Seguía hablándonos de espaldas. Se había acercado a la pizarra y había empezado a escribir nuestros nombres y apellidos. Se sabia todos y cada uno…por orden alfabético… Cuando termino de escribir todos, volvió a sentarse en su silla y con la misma parsimonia con que hacia todo, saco un pitillo del paquete de Mencey, se lo llevo a la boca y tras encenderlo y echar la primera bocanada de humo, prosiguió:

- Les propongo que cada uno de ustedes regale a su padre las notas de la próxima quincena. Me van a ir diciendo que nota creen que van a sacar en los exámenes de la próxima quincena y ese será el regalo en el día del padre. Espero que, como les comentaba, valoren lo que día a día sus padres hacen por ustedes y el regalo se corresponda con ese esfuerzo. Si alguien me va a decir que el regalo que quiere hacer a su padre es la misma nota que la que saco en esta ultima evaluación; me estará diciendo que no es capaz de hacer el mas mínimo esfuerzo por su padre… y eso como comprenderán no es un regalo… eso seria lo mismo que decirle a su padre que no le importa nada… ¿De verdad que a alguno de ustedes su padre no les importa nada?

Ya estaba tiza en mano, nuevamente junto al encerado y la lista de nombres de la clase. De espaldas empezó a decir nombres y apellidos de cada uno de nosotros, empezando por los que habitualmente mejor nota solían sacar. Eran tiempos aquellos de muchos deberes para hacer en casa, de clase los sábados por la mañana, de exámenes cada quince días y de salir a la pizarra todos los días… en casi todas las clases…

Todos ofrecían como regalo una nota por lo menos un par de puntos por encima de lo que normalmente sacabas. ¡Era un regalo para mi padre! Y no ibas a ser menos que el resto de compañeros. Según te nombraba, tu decías en voz alta la nota media que te comprometías sacar la próxima quincena, antes del 19 de marzo de 1968.

Aquellas dos semanas previas al día del padre, se respiraba una mayor competitividad y esfuerzo por sacar la nota que habías prometido. Todo esfuerzo, sobre todo en los primeros días de haber asumido el reto, era poco. Había que conseguir aquella nota si o si.
(Continuara...)

19 comentarios:

  1. !POR FIN¡, este era el colegio que tú necesitabas, atrás quedaban ya las hijas de.... la caridad, la falange y todo el auxilio social, ya lo hemos hablado en otras ocasiones, creo que D. Esteban y compañia fueron difinitivos en tu vida y sobre todo en darte alicientes para una formación futura.
    Conseguiste un buen regalo para el Sera?, besos

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  2. alucinante,¿sabes de que me acuerdo? de tu cartera, me encantaba tu cartera,de cuero, con sus correas y sus hebillas,parecia que lo que llevaba dentro debia ser muy importante...
    precioso capitulo
    je su lin

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  3. No hay nada como la gente de izquierdas como mola por fin le llego la hora de poder disfrutar y aprovechar esa cabeza que estaba desaprovechada por esa gentuza, llamadas de la "caridad y casi siervos de Dios" me rio yo jajajaja...
    Cuantos D. Esteban tendria que haber hoy para enseñar de esa manera. Bssss

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  4. Viva D.Esteban!!! muy bueno el cambio por fin algo de alegria y que les den por culete a las de la caridad.Venga cuentanos ya cual fue la nota y no te olvides de la reaccion del Sera cuando la recibiera.
    Bueno chicos siento mucho haber tardado tanto en participar en el blog, pero he tenido un poco de lío con esto de la crisis hay que trabajar el doble para que el Sr. Zapatero saque tambien el triple y que le vamos a hacer, esto es la vida de ahora y lo que cuenta el Martin la de antes en fin BESOS Y SALUDOS PARA TODOS
    ME HA GUSTADO MUCHO ESTE CAPITULO CON SUS MOTIVACIONES PARA EL CINE, EXCURSIONES ...

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  5. Yo estuve en la universidad laboral de Cheste con varios alumnos procedentes del Juan XXIII como compañeros. Entre ellos José Reyes Rodriguez del Castillo, Francisco Plaza nebot, Antonio Lopez Muñoz, Carmelo Bartolomé Gonzalez Gonzalez y ¿Emiliano? Gimenez Olmedo. Fueron grandes compañeros y muy entrañables. Lo pasamos bien.

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  6. Amigo J.J. Ayora yo tambien estuve en Cheste tres años, desde su inaguracion que hice 2º de bachillerato en el colegio "Tiburon" de la primera residencia hasta terminar 4ºde bachillerato en el colegio "Barbo" ,tambien de la primera residencia, para despues irme a La Coruña otros tres añitos...
    A los compañeros que citas del Juan XXIII no me suenan sus nombres, pero sin duda que si pasaron por alli tenian que ser buena gente, ya me diras cuanto tiempo estuviste tu y que tal te fue...

    Gracias por el comentario y saludos. M.M.Paredes

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    1. No se si ere Mnuel Martin Paredes, yo soy Carmelo Torres. Coincidimos, también con Elias Cerezo, Manrique, José R. Lorenzo..etc..Luego coincidimos en la Uni, en los 69-70--70-71 y 71-72 en los colegios Gaviota, Buho y Tiburón
      Un saludo para todos

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  7. Entonces tu ibas un año por delante de nosotros, que entramos en 2º de bachiller el segundo año de su inauguración. En el Fresno estuvimos dos años, y en el Venado terminamos 4º, para pasar después yo a la uni de Tarragona y de ellos perdí la pista hasta que he vuelto a encontrarlos en un foro que se llama "Fresnícolas". Te vendría bien visitar el siguiwente enlace: http://www.laboraldecheste.com/phpBB2/index.php?sid=2b89b942a98b81c70e414ab623ad7b9c

    Es otro foro que está lleno de laborales de Cheste, a cada cual más "colgao", pero buena gente.

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  8. yo tambíen estudié en ese colegio, y tengo recuerdos de el. desde tercero hasta sexto. desde el 69 hasta el 71.

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  9. yo tambíen estudié en ese colegio, y tengo recuerdos de el. desde tercero hasta sexto. desde el 69 hasta el 71.

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  10. Ignacio Fernández16 de enero de 2014, 11:25

    Yo estuve en el Juan XXIII tres años, del 71 al 73, despues fuí tres años a Cheste, el 73/74 en el colegio Cormorán y 74/75, 75/76 en el colegio Buitre, finalmente cinco años a la laboral de Coruña, del 76 al 81.
    Fueron años inolvidables que marcaron profundamente quien he sido de adulto y mi forma de ser y pensar, jamás me arrepentiré de haber sido becado de la Mutualidad de la construcción y de la enseñanza recibida, con todos sus pros y sus contras.
    Recuerdo perfectamente a D. Esteban, Dña. Ana, D. Antonio, que solía tirarme de las patillas y dolía un montón, D. Ángel, que fumaba en cachimba y me daba con ella capones en la cabeza. Un gran colegio y un cuadro excepcional de profesores.
    ¡Enhorabuena por esta página! un abrazo.

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  11. Un saludo a todos, yo también estudie en este colegio que pocos recuerdos me quedan de el creo que estuve como 2 o tres años seria mas o menos 1970, lo único que recuerdo bien es el comedor del sótano y los recreos en la azotea jugando futbol.

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  12. Yo estuve en el colegio el año, creo, 1964, y despues me fuí a estudiar a la Universidad laboral de Zamora, concretamente al colegio rey Fernando, donde curse el bachiller, lo que mas recuerdo de ese colegio, fué la bofetada que me dió un profesor,creo que el de matematicas por no hacer bien un problema, uno que tenía una horrible cicatriz en la cara, que parecía enteramente un disparo de pistola. todavía recuerdo el olor que me impregnó a una colonia fuerte y picante, o loción, que aunque no se la marca, en dos o tres ocasiones que me he cruzado con alguien en mi vida que olía igual, se me erizaba el vello recordando a aquel salvaje.

    Del profesor del que guardo un buen recuerdo es de D, Angel, creo que daba historia, uno que tenía una nariz muy grande, y que cuando se la limpiaba, se metía medio pañuelo dentro con su correspondiente dedo casi hasta la sesera.

    A pesar de todo, fué una descarga económica para mis padres, y que a mi me permitió continuar mis estudios en Zamora, de ese colegio recuerdo algunos alumnos, creo que Norberto Cea, Bejarano, creo que Torres, Manrique, todos y algunos mas que no recuerdo coincidimos luego en la laboral.

    Para los niños de hoy, decirles, que yo vivía en la avenida de Portugal, tenía que andar hasta el lago de la casa de campo, coger el metro en hora punta, hacer dos trasbordos, y atravesar Madrid hasta Manuel Becerra, y regresar a casa anocheciendo con solo nueve años, y a eso sumarle las noticias de todo tipo que se publicaban en esa época en el periódico El CASO.

    Bueno que me alegro de haber hecho mi comentario, y puede que a alguien le guste.

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    1. soy Cruz torresano, estuve desde 1964 o 1965 al 1967, a pasado toda una vida. Los recuerdos son muy pocos.( el metro desde vallecas, el regreso alguna vez andando con mi amigo Antonio ramirez, el recreo en la terraza, aborreci los canalones de la comida, recuerdo los campamentos de verano en tiendas de campaña, a la orilla del rio). La forma de enseñar era distinta a otros colegios, creo que mejor. Me dio miedo irme a la universidad laboral de Coruña, era muy niño o no estaba preparado para dejar a los mios, me equivoque. Un abrazo a mis compañeros de entonces

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  13. Yo estuve en el colegio desde 1974 hasta su cierre en 1978. Todo lo que cuentas es cierto. Mi primer profesor en 3 fue D. Plácido (hermano de D. Antonio), aunque recuerdo perfectamente a D. Esteban: se daba un aire a Jesús Hermida, te hablaba muy serio y levantaba una ceja pero la otra no: el resultado era acojone

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  14. jajajaj que recuerdos yo estube del el 73 hasta el cierre . don placido don esteban don antonio y la señorita mari cruz hinojar una pedazo de morena increible que llevaba pantalones de campana super ceñidos de esos que se pueden leer los labios ( tenia poder hipnotico ) un saludo srta maricruz si lo lee

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  15. jajajaj que recuerdos yo estube del el 73 hasta el cierre . don placido don esteban don antonio y la señorita mari cruz hinojar una pedazo de morena increible que llevaba pantalones de campana super ceñidos de esos que se pueden leer los labios ( tenia poder hipnotico ) un saludo srta maricruz si lo lee

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  16. F.Ferrer tiene razón; mi hermano estudiaba también gracias al Montepío en el Colegio La Salle de La Coma y yo en el Juan XXIII. Todos los días, mi madre iba con nosotros desde casa (en el Canodromo de Vía Carpetana) en el 25 hasta Opera; de allí, línea 2 hasta Cuatro Caminos, donde mi hermano (con 13 años), cogía la P-27 (hoy 127) hasta su colegio. Nosotros ( yo tenía 9 años), volvíamos hasta Manuel Becerra y al colegio. Por la tarde, mi madre hacía el mismo recorrido pero a la inversa. Jamás lo olvidaré y jamás dejaré de agradecer a mi madre el esfuerzo que ello supuso para ella durante 2 años, hasta que pusieron el autobús de transporte escolar (empresa Ozaez)

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  17. En el Juan XXIII hasta el 78. Luego Cheste, Toledo, Coruña, Alcalá de Henares. Recuerdo eso sí alguna que otra torta en el comedor por andar jugando o armar escándalo. En las clases no, siempre en el comedor. Al menos mis recuerdos que de eso ya hace mucho.

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