
Una de esas mañanas soleadas de primavera cuando estábamos haciendo la gimnasia, tumbados en el suelo formando no recuerdo que figura, el instructor que estaba al frente de la formación grito:
- ¡Vamos todos de pie que tenemos visita!... ¡Los he visto mas rápidos! ¡Vamos!
Al incorporarnos vimos a la madre superiora que se acercaba hacia el instructor, acompañando a un niño que venia con la que parecía ser su madre. Un niño nuevo.
- Aquí va a estar muy bien, haciendo gimnasia con los niños y aprendiendo… De verdad que va a estar como en casa, pero con muchos amiguitos… Le vamos a cuidar mucho…
Nos mirábamos entre nosotros, los antiguos del lugar, callando lo que sobradamente sabíamos que era mentira. Quedándonos con ganas de gritar a los cuatro vientos a esa madre y a su hijo: ¡Mentira… la esta diciendo mentiras…!. Aquí te tratan bien la primera semana para que no te quejes cuando vengan a verte la primera vez y después dejas de ser el “nuevo” para equipararte en todo a los demás. Por ahí ya hemos pasado casi todos…
Se despidieron madre e hijo ante todos los que formábamos en el patio, a la par que un pensamiento mezcla de nostalgia y de pena se apodero de todos nosotros, que sabíamos lo que le esperaba. Las monjas se llevaron a la madre e hicieron entrega del hijo al instructor que lo coloco delante de la formación y acariciándole la cabeza le dijo:
- Quédate aquí conmigo y fíjate en lo que hacen que esto lo tendrás que hacer tu también. Venga
El muchacho con cara de asustado y de no saber ni donde estaba aparto la vista de la cara del instructor cuando este toco el silbato, generando al son del mismo las evoluciones de la formación como si de un director de orquesta se tratase.
Un par de días después el instructor introdujo al nuevo en la formación, dando por suficiente el tiempo que lo había tenido viendo la tabla de gimnasia y las figuras que formábamos en el suelo. Lo puso a mi lado.

Note cerca de mí, en la expresión y los movimientos del nuevo, su pánico a equivocarse. Esta tensión hacia que estuviese agarrotado y torpe. Cuando se alejaba de nosotros el instructor, trataba en voz baja de ayudarle mas por los que estábamos cerca que por el, que también. De cuando en cuando, el instructor, se separaba el pito de la boca y gritaba un:
- ¡Silencio! Baste de cuchicheos… al que coja hablando se va a enterar.
El seguía con los pitidos y nosotros con nuestras evoluciones, como si de autómatas programados se tratase.
Casi al final de la tabla, cuando estábamos en tendido prono formando no recuerdo bien si una letra o una flor, note que el nuevo estaba muy desalineado con respecto a los demás y girando la cabeza hacia el le susurre:

- ¡Muévete un poco que estas mal puesto!
- ¿Así? – me pregunto mientras corregía su posición.
- …Un poco mas…mas a tu…
No me dio tiempo a terminar la frase. Note en mi espalda un cintarazo con tal intensidad que consiguió que me levantara de un salto y llevándome las dos manos a la espalda rompí a llorar.
No se si el terrible dolor o la sorpresa de no ver el golpe al estar tendido en el suelo, o ambas cosas a la vez, hicieron que me olvidase de donde estaba. Por entre los compañeros tumbados en el suelo, sin moverse, empecé a caminar acompañando mi llanto con gritos de rabia y de locura:
- ¡Cabrón! ¡Hijo de puta pega a uno de tu edad! ¡Abusón hijo de puta!... ¡Cabron…!
Curiosamente y ante la mirada atónita de mis compañeros, el instructor cinturón en mano no se movía del sitio. Observaba y escuchaba mis gritos y lamentos con cara de no saber bien que hacer, si lanzarse sobre mí y callarme de una vez o de borrar si pudiera lo que acababa de hacer. El mismo debía darse cuenta que esta vez se había pasado, sobre todo cuando yo quieto de pie ya había subido, para rascarme, mi camiseta dejando la espalda al descubierto, donde de forma clara y enrojecida se veía la marca del cinturón con las figuras de toreros y toros también sobresaliendo de mi espalda.
Los insultos y el volumen de mi lamento era tal, que rápido asomaron monjas y cuidadoras a ver que estaba pasando. Al ver también mi espalda, una de las cuidadoras se acerco y cogiendo mi cabeza en su regazo trato de calmarme.
- Venga ya esta, no llores. Ya… ya esta, ven conmigo que te voy a dar un poco de crema para que no te duela.
La mujer, sin soltarme, me fue sacando del patio y llevando al interior del edifico central. A la enfermería. Allí me dieron unas friegas y entre ellas murmuraban:
- ¡Madre… madre mía! Hay que ver como le ha dado… Pobrecillo como le ha dejado la espalda.
Verdaderamente el cuadro tenía que ser lamentable. Las rodillas llenas de costra y sangre de no curarse nunca, la espalda convertida en roja plaza de toros y los mocos cayéndoseme hasta la boca, todo esto sin dejar de gemir, con un sofoco de los que hacen época.
Tratando de sacar la situación adelante y cortar los comentarios de las cuidadoras una de las monjas que estaba en la enfermería, me cogió con su mano por la barbilla y dándome un beso en la mejilla me susurro:
- Se acabo. Los hombres no lloran… te voy a dar un caramelo y te vas a quedar un ratito aquí conmigo. – se incorporo y se dirigió a las mujeres que se habían arremolinado par ver mi espalda - …Y ustedes a lo suyo ¿No tienen nada mejor que hacer?
Después de un buen rato a mi solo me quedaba mi soponcio y un tremendo picor en la espalda. En la enfermería ya no quedaba nadie. La monja de la enfermería y yo.
Ese día y los siguientes fui el héroe del internado. Me pasaba el tiempo enseñando los capotazos que los toreros daban a los toros en mi espalda, admiración y asombro de todo el que lo veía. Alguno además me recordaba mi punto de locura, como me levante y los improperios que solté a voz en grito al instructor. La frase mas repetida es la de “…No veas todo lo que le dijiste…hay que echarle huevos…”. De alguna forma aquel día yo me lleve el castigo mas fuerte que hasta ese momento habían dado, pero también ese día le dijeron a la cara y alto, al falangista recalcitrante y torturador, lo que seguramente hacia tanto tiempo todos queríamos decirle y no nos atrevíamos.
(Continuara...)
Me gusta mucho y cada vez se me hace más corto, o este capitulo es que lo era....
ResponderEliminarLo que no sabia yo, es que hubiera monjas que dieran besos, tuviste suerte por lo menos con la de la enfermeria.
bienve,eso era sentimiento de culpa y que la muy puta se acojono
ResponderEliminarmartin,como siempre, muy bueno
je su lin
Con la mala leche que tenia el Sera si le llega a pillar se caga todo.
ResponderEliminarBienve tu crees que tuvo suerte,o como dice el JE SU LIN que acojonaron de lo que vieron en aquella espaldilla, lo que no se es como no le dio hasta fiebre del calenton que tenia en ella.
Ya estamos esperando el proximo jueves, pero Bienve tu debias al igual que el DIRE colaborar para ampliar el libro que hay cosas que sabeis y no habeis contado. besos
No te equivoques Conchi, el Sera tenia mala leche con nosotros pero luego no era nadie, ya os conté lo de mi quemadura de cabeza, cuello y orejas, cuando los piojos, yo lloraba y decia para mi, cuando venga mi padre el domingo se van a cagar todas, pues no pasó nada, preguntó que me habia pasado y como ya me estaban echando una pomada oara curarme... ahí se acabó todo.
ResponderEliminarOtro capitulo muy bueno Martin, pero me asalta la duda de si seria verdad lo del beso o te traiciona el subconciente y como buen escritor le estas poniendo un poquito de....pues no creo que las cabronas(5 euros) esas tengan ni mijita de sentimiento de culpa,la frase esa que te susurra de los hombres no lloran joder(5 euros) hija puta(5 euros) que es solo un niño coño(5 euros).
ResponderEliminarComo podeis observar no puedo hablar de monjas pues lleno la hucha en un plas.
Cambiando de temita quiero decir que eso que veo en algunas entradas de que el blog no tiene actividad,pero chacho si hay dias que tiene varias entradas y no digo de los comentarios,a mi este blog me a obligado a lo que nunca pense que haria he tenido que llamar a mi jefe ZAPATERO(SIGO AL PARO)y pedir un curso de esos que dan gratuito para que por favor me pongan al dia y dejar de ser una friki mas en este blog,¡que coño es eso del algebra de bool!si es que no puede ser un blog con tanta categoria.
Bueno decir tambien que aunque el blog tenga actividad se necesita mas COLABORACION de los demas esto vapor vosotros JESUS Y BIENVE contar algo de esas vivencias,animaros...
Se despide con un beso la friki al paro y en un curso del algebra de bool
besitos a todos (muy bien por colaborar sociologo...)
Ester tienes de achuchar un poco al DIRE y hacerle la pelota para que el tambien cuente que nos ha dejado un poco, no un mucho jodidoss (5 euros)y con la miel en los labios sólo dos entradas y andando queremos másssssss diles que no nos abandone, mañana sabado yo sigo espèrando ver otro capitulo.
ResponderEliminarPor cierto esque aqui hay que entrar una o dos veces al dia por que si no te quedas atrasado, espero que este comentario lo veas, aunque ya esta pasado de dia . Un beso