jueves, 29 de octubre de 2009

3. MUTUALIDAD LABORAL DE LA CONSTRUCCION.

José Antonio Girón, con la retórica populista que le caracterizaba, se dirigía así a los mineros de Mieres: “Hoy ya, sobre la empresa, pesan cargas y deberes sociales, que tienden a humanizarla al obligarle a considerar al trabajador -elemento el más importante de la misma-, no como fuerza de producción, sino como ser social, hombre en fin”.

Varias prestaciones refuerzan a la familia: se premia la nupcialidad, la natalidad y, además, se beneficia a sus miembros con pensiones de viudedad y orfandad. En poco tiempo las Mutualidades Laborales se desarrollan y adquieren cierta relevancia económica, resaltada constantemente por la propaganda política como muestra y símbolo de la preocupación social del régimen. Desde el diario Afán se divulgaba la creación de los Montepíos y las Mutualidades como: “Grandes realidades del Estado de Franco que vienen a reunir, en un frente común de redención y paz a todos los empresarios, técnicos y trabajadores de España, están destinadas a llevar una alegría de bienestar y de esperanza a los hogares humildes, y a prestar calor de Patria a esas masas trabajadoras de españoles, hermanos nuestros, abandonados hasta hoy por un estado deshumanizado”.

En este grupo las Mutualidades Laborales ofrecen el Crédito Laboral únicamente con la “garantía de la honradez y la confianza, basadas en la competencia y en el trabajo”, y las Inversiones en Formación, destinadas a elevar la capacitación y selección profesional y a facilitar a los hijos de los mutualistas la entrada en Universidades o Escuelas Especiales mediante la concesión de becas, pero este fondo se utilizará, sobre todo, para beneficiar y potenciar las Universidades Laborales. Ya en el otoño de 1950 había prometido José Antonio Girón las “Universidades Laborales”, a las que calificó como “castillos de la reconquista nueva”, donde “se formen, además de obreros técnicamente mejores, hombres de arriba a abajo, capacitados para todas las contiendas de la inteligencia, entrenados para todas las batallas del espíritu, de la política, del arte, del mando y del poder”. La vinculación del Mutualismo con las Universidades Laborales es una de las realidades mejor recordadas y posiblemente más valoradas de la política social del franquismo.

Acabándose el verano, recibí la noticia más esperada y deseada por mí en aquellos días: ¡¡¡Se acabo el colegio interno!!! ¡Adiós al Auxilio Social!¡Adiós a las monjas! Se acabarían los cantos del cara al sol, los desfiles y las gimnasias. Fin a la misa y el rosario diario… Comenzaba una nueva etapa, me habían matriculado en el colegio Conde de Santa Marta de Babio. Colegio publico, de enseñanza infantil y primaria, situado al final de la calle Amposta donde iban todos los niños del barrio (frente a “los subibaja”, que así llamábamos a los bloques de pisos de esa zona por disponer del salón y la cocina en la planta baja y los dormitorios en una planta superior). Reducto de los mas pobres, ya que los que disponían de mas posibles llevaban a sus hijos a colegios particulares como “El Cid” o “Academias Teide”.

En “el Santa Marta” pase poco tiempo. Tuve la mala o la buena suerte de que al poco de comenzar el curso el maestro me saco a la pizarra y al no responder correctamente algo que me había preguntado, no se le ocurre otra cosa que tirarme de la patilla. Inicialmente consiguió que me pusiera de puntillas, subiendo al ritmo de su tirón. Cuando ya no podía subir mas y el dolor se hacia insoportable, volvió a aparecer la locura que me hacia perder la noción de todo, comenzando a gritar a la vez que se me saltaban las lagrimas:

- ¡Suéltame cabron!¡Pégale a tu puta madre!...
El hombre me soltó y con cara de sorpresa lo único que pudo decir es “¡Pero bueno…!”. No le dio tiempo a más. Baje de la tarima corriendo hacia mi pupitre para coger el cuaderno y el lápiz y me salí de la clase.

Recorrí el pasillo y cuando llegue al patio, me encontré con el conserje. El hombre que tenia casa, el y su familia, a la entrada del colegio y que se encargaba entre otras cosas de la entrada y salida de los niños.

- ¡Eh! ¿Donde vas tú?
- ¡A mi casa! – le dije con voz y cara de pocos amigos.
- ¡Traiga a Dirección a ese sinvergüenza! – gritaba el maestro, que había venido tras mis pasos.

Me cogió el conserje por un brazo y me llevo medio a rastras al despacho del Director. El maestro le conto lo sucedido y el Director no tardo ni un minuto en escribir algo en un papel, que firmo y metió en un sobre. Sobre que extendiendo el brazo me entrego.

- Tenga dele esto a su padre y me lo trae firmado, dentro de tres días. Esta expulsado durante tres dias. A ver si le enseñan modales en su casa.

Me quede por los alrededores del colegio, esperando que salieran de clase, para ir con los demás niños para casa; como si no hubiera pasado nada. Por supuesto que no entregue sobre ninguno. Lo escondí y los días siguientes cogía los cuadernos y me iba hacia el colegio como cualquier día, con la diferencia que esos días que me habían expulsado, al llegar al colegio y cuando el resto de muchachos entraban a clase, yo me iba hacia la “montaña del diablo” (un descampado donde estaba la central de transformación eléctrica y un poco mas lejos el deposito de agua del Canal de Isabel II), para hacer tiempo hasta la hora de salida de clase.

Eran muchos, como digo, los vecinos que iban a ese colegio. El más cercano, Clemente. Uno de los hijos de nuestra vecina la Sra. Gumer, la experta en geranios, la familia mas numerosa venida de Cuenca a la que llamaban “los paletos”. No se si por Clemente o por quien, al final mi hermana Elena acabo enterándose de mi irregular situación: hacia dos semanas que había dejado de ir al colegio, no sabia como salir de aquel embrollo y había optado por dejar correr el tiempo por ver si la situación se arreglaba sola.

- ¡Como se entere padre te va a dar una buena! – me decía mi hermana - ¡Ya puedes ir al colegio i decir que has estado malo, antes de que se lo digan a padre…!

Mi hermana como siempre, rompeolas de problemas, todos le llegaban a ella como si la pobre no tuviese suficientes problemas y angustias para salir ella adelante. No se si fue ella la que, preparando un posible desenlace fatal de la situación, comenzó a comentar a mi padre entre comida y cena, que ese colegio era muy malo, que había peleas entre los chicos del barrio y yo que se cuantas cosas mas. Lo cierto es que al poco tiempo mi padre hablo de un colegio que estaba cerca de la plaza de Roma, donde los niños iban por la mañana, les daban de comer en el colegio y volvían a su casa por la tarde. No conocíamos la palabra mediopensionista. Lo mejor de todo esto es que acogían a hijos de albañiles y a estos no les costaba ni un céntimo, ya que era la Mutualidad de la Construcción quien asumía todos los gastos.

Ahora, cuando me paro a pensar, me da la sensación que las primeras etapas de mi vida bien pudieran estructurarse como las etapas de la humanidad:

Prehistoria…….. Campillo – Alcorcón.
Edad antigua…. Auxilio Social.
Edad Media…… Mutualidad de la Construcción.
(Continuara...)

7 comentarios:

  1. Como hacia este chiquillo para que le dieran hostias por todos los sitios, que pena quizás todo esto le ha servido para ser un hombre mas tranquilo y ¡¡¡humilde!!! esperemos que le cambien de cole y deje de sufrir. un beso para todos

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  2. hostia, pues esto no lo sabia yo,no sabia que habias estado en el santa marta, yo tambien pase ayi una buena temporada,siempre habia creido que pasaste directamente al de la "mutualidad"
    en fin,lagunas que tiene uno

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  3. No sabemos que circunstancias se dieron para que el Sera te sacara del interno, !que suerte!, perdias de vista a las hermanas y todo lo que las rodeaba. Aqui empezaba una nueva etapa. No sabia yo que habia sido Giron, el ideologo de las universidades laborales, aunque fuera con la idea de crear hombres de arriba a abajo (por cierto para mujeres no habia?), pero el caso es que en cuanto a medidas sociales de las que tanto se habla ahora, es posible que esta fuera de sobresaliente. Besos

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  4. Para mujeres tambien habia Universidades Laborales, menos pero habia, una en Caceres y otra en Zaragoza que yo sepa.

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  5. No se como te las apañabas pero por donde quiera que fueras te deban hostias,menos mal que estaba la tita Helen para que el Sera no se enterara bien del asunto que si no de otra rista de hostias o con el cinto no te salva nadie.
    Bueno cuentanos ya tus vivencias en el cole nuevo.
    SALUDOS.
    AHHH???se me olvidaba pero lei algo de dar caña con el ALCORCON solo se tiene que decir que por alli,por ALCORCON pasaron los MARTIN PAREDES asi que HURRA,HURRA,ARRIBA EL ALCORCON!!!!!!!ESO SON GOLES.
    BESOS DESDE LANZAROTE

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  6. yo estube tres fantasticos años en la laboral de caceres

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  7. Carmen, mi niña eso no lo sabia yo, venga a dar coba aquí al licenciado Je su lin, por pisar la universidad un dia y estabas tú ahi, por cierto seria una buena idea alguna entradita, para contar experiencias, asi como la tuya. Besitos.

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